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Bajo la lupa

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26.05.2025

Con Zelenski acorralado, Trump negociando con Putin y Europa sin rumbo, Kiev enfrenta su momento más crítico

Todas las guerras se parecen; todas las paces son diferentes, pero cada una lo es una a su manera. Este símil de la célebre frase de León Tolstoi en su novela Ana Karenina viene a indicar que un eventual fin de la guerra en Ucrania presenta unas características únicas, que la diferencian de otros conflictos de la historia.

En primer lugar, a diferencia de otros beligerantes, Rusia no se niega al diálogo. Por el contrario, ha insistido en buscar una resolución pacífica a un conflicto que ha dejado miles de muertos, el exterminio de civiles en el Donbás por fuerzas ucranianas, el desplazamiento masivo de refugiados y, sobre todo, la hipoteca de Ucrania a manos de corporaciones occidentales como BlackRock, que hoy controlan tierras y recursos a cambio de su apoyo militar y financiero.

Las declaraciones del líder ruso han sido claras: “Estamos comprometidos con negociaciones serias para eliminar las causas profundas del conflicto y construir una paz duradera, sin condiciones previas”. Un planteamiento que contrasta con las acciones de Kiev, que ha violado reiteradamente los altos al fuego y lanzado cientos de drones y ataques –incluso tras las líneas fronterizas–, en un gesto de desesperación alimentado por el suministro de armas estadounidenses y europeas.

La pregunta inevitable tras las declaraciones de Vladímir Putin sobre negociar es clara: ¿qué se necesita para que,........

© Bohemia