México. Celebración nacional como protesta
Quisiera comenzar con una anécdota baladí desde la superficie, no obstante, con un sentido más profundo en sus entrañas. El día 8 del presente mes, me dispuse a buscar una bandera mexicana hecha con una serie de luces de colores para colocarla en un barandal de mi casa. La tenía por ahí, mas no la encontraba por ningún lado, razón por la cual, pedí ayuda hasta encontrarla... Una vez en mis manos y vislumbrando cómo iba a acomodarla, alguien me preguntó, “¿hacia dónde quieres que mire la bandera, hacia ti o hacia los demás?” Le dije, “hacia los demás”. El interlocutor, replicó como si fuese una insensatez, “pero, ¿por qué no prefieres ponerla mirando hacia ti?” Entonces, respondí, “porque para mí es más significativo que los demás vean que en esta casa sí se celebra el 15 de septiembre (Día de la Independencia de México)”... Se trata, así, de una acción que no trivializa el alcance del símbolo ni de los códigos de fondo, dándole su lugar al nivel del hogar y mostrando con ello una parte de la consciencia de nación. Con todo, no logré explicar con precisión qué subyace al “simple acto” de decorar tu espacio para otros: mostrar que lo celebras es una forma contundente de protestar contra cualquier debilitamiento de la historia que integra lo que somos. Es, pues, enviar un mensaje. De suerte, es poner un ejemplo.
Parece intrascendente en la fachada, sin embargo, no lo es: piénselo con detenimiento sobre la premisa de “la causa y el efecto”. Pensé, “¿cuántas casas están decoradas en el vecindario al día de hoy?” “Por mi zona ninguna”, me respondí. Esta es una señal que puede interpretarse de múltiples maneras: desde el descuido, la escasez de........
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