La mujer, ícono sexual en el contexto publicitario
No existe un lugar en la calle, en cualquier rincón, donde no se vea la imagen de una mujer exhibiendo su cuerpo como centro de atracción para la adquisición de un bien, por parte de grandes corporaciones mercantilistas. Imágenes que compulsivamente llaman la atención de un público anónimo que se lanza a las compras compulsivas de cualquier cosa, así no tenga ningún valor para cubrir una necesidad, pero que tienen que ser incorporadas a su propiedad, sólo por el hecho de complacer gustos vacíos o pretender hacer competencia con terceras personas para demostrar que él o ella también puede disfrutar de lo que el otro posee. Compulsivamente no se dan cuenta que están subsumiéndose en el mundo del consumismo. La publicidad ha cometido su objetivo.
En estos tiempos modernos el mercantilismo, como esa filosofía de intercambiar cosas que surgió en el contexto de los inicios de la edad moderna desembocó hasta las formas más vacías de hacer negocios, pero con la pretensión de ganar enormes sumas de dinero. Podría decirse con toda naturalidad, que todo esto se convirtió en una especie de creación de antivalores, como por ejemplo, la exhibición y promoción del cuerpo de la mujer en las aplicaciones y técnicas publicitarias que llamen inconscientemente la atención de un público que como rebaño sin guía se precipita a adquirir el bien o los bienes que están a disposición de la gente. Mientras más dinero se posea, mayor será la ambición.
No hay que dejar pasar por debajo de la mesa que la vulnerabilidad a la que ha sido expuesta la mujer a través de las diferentes épocas de la humanidad ha contribuido a que los mecanismos publicitarios hayan proliferado tanto hasta el descaro de minimizar los derechos humanos de la mujer. El sistema económico contagiado con base en el capitalismo no tiene ninguna consideración con el sexo femenino, cuando la expone como un artículo en promoción o una mercancía a un público desmedido en comprar todo lo que le venga en gana, atraído por el fenómeno del consumismo. La imagen de la mujer es expuesta como un anzuelo en aras de producir efectos visuales que conducen a la anomia de un público que pasa desapercibido todo ese proceso publicitario.
La religión cristiana con pilares fundamentados, en la biblia, ha establecido, desde un principio, que la mujer ha sido concebida para acompañar al hombre en todas sus actividades, lo que resulta una paradoja, ya que al mismo tiempo le atribuye los males por los cuales el hombre pueda pasar. Es recriminada y expuesta a la hoguera de la censura y las críticas. El hombre se ha creído el amo y señor de la mujer, lo que ha conducido, irremediablemente, a que esa mentalidad se haya instaurado a través de las diferentes épocas, en diferentes sociedades, hasta llegar a lo que hoy se conoce como la inclusión de la mujer en los medios........
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