La patología de Borrell
Borrell, en castellano tiene resonancias de burro aunque no signifique eso. A mí nunca me impresionaron los cargos de ninguna clase, y menos los de carácter político, y mucho menos los de política internacional. Pero tampoco los titulados, los licenciados, los doctores… y menos los galardonados, los premiados, los enaltecidos, los que se presentan como excelentes y quienes deciden destacarles de distintas maneras. Precisamente, salvo las excepciones con las que es preciso contar en todo, a menudo los personajes cuya talla, cuya importancia personal creativa, está basada en la creación de un producto de cualquiera de los premios Nobel o de las mil Fundaciones o similares, son elegidos por camarillas impersonales, son los que menos lo merecen. Pero ¿cómo va a ser completa y superior la labor de un Nobel de Economía, por ejemplo, si se tienen en cuenta las irrefutables reflexiones de Carlos Marx en su grandiosa obra que, con Engels, construyó el pensamiento y la práctica del socialismo real, el comunismo, como también los padres de la Iglesia? Nobel era multimillonario y es imposible que, enriquecida considerablemente una persona, piense más allá del pre-juicio, el suyo y los prejuicios numerosos penetrados en la sociedad occidental. Es más, los premios Nobel de literatura juzgados no por la inmediatez si no por el........
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