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El Emperador sin máscara

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Uno de los hechos más relevantes de la conclusión de la Primera Guerra Mundial, fueron las humillantes condiciones de reparación que las potencias triunfadoras le impusieron a la vencida Alemania, mediante la firma del Tratado de Versalles en 1919; oneroso acuerdo que atenazó su economía y como camisa de fuerza inmovilizó sus brazos y contuvo su desarrollo como potencia.

Hitler, que fue soldado en esa conflagración mundial siempre se quejó de ello con amargura, tanto por el inopinado final de la contienda −según sus expectativas−, como por los términos del convenio impuesto a su país por las fuerzas aliadas, que le representó una muy pesada carga económica. En su famoso libro "Mi Lucha", especie de catecismo nazi en el que expone su doctrina y analiza desde su perspectiva ultra nacionalista el histórico evento bélico, lo denuncia literalmente voz en cuello, dada la enorme difusión y aceptación de su panfleto.

Allí entre otros juicios condenatorios, el futuro dictador nazi destila su agresivo odio racial contra los judíos por considerarlos pervertidores del pueblo alemán, al lucrarse de la prostitución y la trata de blanca; por su penetración en puestos claves de diferentes instituciones del Estado, y por conformar una especie de gobierno mundial en las sombras; desde donde manipulaban la economía en su provecho y en desmedro de la población alemana, gracias al control que ejercían de las finanzas. Curiosamente más de ocho décadas después, hoy pudiéramos decir que esa misma connotación la tiene –dado el grado de impunidad con la que actúan– la inmoral alianza conformada por el sionismo genocida que gobierna Israel, y el estado profundo que lo hace en Estados Unidos, la poderosa nación que preside su émulo Donald Trump.

Pero además de su papel ideologizante, "Mein Kampf" constituye también su programa político para los alemanes, y no obstante ello −por razones que ahora resultan obvias− se cuidó muy bien el astuto dictador de dar a conocer, antes de apoderarse del mando total de Alemania en 1933, el verdadero alcance de su perverso proyecto. Sin embargo sí utilizó otros conductos para ganarse el apoyo incondicional de factores de poder decisivos como la burguesía conservadora, los industriales, la gran prensa, etc. En uno de esos lances,........

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