Cambio de piel
Probablemente haya sido el mes de marzo, brumoso como una pesadilla. O quizá la consciencia de que el tiempo es un morral donde depositas los aciertos y los errores de un pasado que se hace presente cada día. Tal vez por eso, un día en el que la lluvia perpetua había dado una tregua, salí a pasear por el vetusto barrio de Salamanca de Madrid, para dejar que el presente de esta ciudad transparente me diera un respiro. Y fue en ese instante cuando me di cuenta de que, como si Alicia saliese de la madriguera después de un largo invierno, todo había cambiado.
El Madrid que yo conocía ya era un animal que había mutado de piel, produciéndome una vaga sensación de insilio. Insilio entre millones de euros y de dólares,........
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